“Engañar al que engaña es doblemente divertido”.
(Jean de La Fontaine)
Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. La joven Sook-Hee (Kim Tae-ri) es contratada como doncella de Lady Hideko (Kim Min-hee), una rica dama japonesa que vive recluida en una gran mansión bajo el yugo de su siniestro tío (Jo Jin-woong).
Fascinante, retorcido y sugerente artificio narrativo el que nos plantea el realizador surcoreano Park Chan-wook en Ah-ga-ssi, refinado thriller erótico de época que adapta libremente la novela Falsa identidad (Fingersmith, 2002), de la británica Sarah Waters. El filme, de arrollador poderío visual y epatante belleza, constituye un alambicado juego de espejos en el que nada es lo que parece. La mejor película hasta la fecha de Chan-wook junto a Old Boy.
La doncella se contextualiza en la Corea de los años treinta (el texto original de Waters lo hacía en la Inglaterra victoriana), convulso período histórico en el que la península oriental se había convertido en una colonia más del poderoso vecino Japón. Esa posición de servidumbre a nivel nacional que Corea mantenía con respecto a Japón, es llevada aquí al ámbito privado de la mano de la relación que se establece inicialmente entre Sook-Hee, una joven coreana de condición humilde, y Lady Hideko, su señora rica, la cual es japonesa. La cinta, como la novela de Waters, está estructurada en tres partes en las que Chan-wook juega de manera brillante con las perspectivas de sus dos personajes femeninos. En Ah-ga-ssi, al igual que en Rashômon, de Akira Kurosawa, la trama se erige a partir de la mentira y el engaño. Todos engañan. Y todos, incluidos los propios espectadores, son engañados. Es la mentira la que lleva a Sook-Hee a entrar a formar parte del servicio de la mansión de Lady Hideko, como parte de un perverso plan elaborado por el conde Fujiwara (Ha Jung-woo) para hacerse con su fortuna, y será la mentira la que provoque los diferentes e inesperados giros del guión.
Hay en la obra que nos ocupa, de casi dos horas y media de metraje que nunca pesan, una particular (chan-wookiana si se quiere) mezcla de intriga, drama, romance, sexo y humor negro. El relato es, por encima de todo, una celebración del universo femenino frente a la mezquindad de los hombres. Un vuelco a las convenciones de una sociedad patriarcal y extremadamente machista.
En el plano estético y formal, la propuesta de La doncella es deslumbrante. El diseño de producción, el vestuario y la fotografía son de primerísimo nivel. La cámara de Chan-wook se mueve de manera elegante y ampulosa, filmando con buen gusto y bajo la influencia del género Shunga las escenas de sexo entre las protagonistas.
Ah-ga-ssi, rodada en coreano y japonés (la dualidad impregna cada fotograma del filme), cuenta asimismo con un espléndido reparto en el que destaca la hermosa Kim Min-hee, objeto de deseo del resto de personajes, incluido su tío Kouzuki, un pervertido tirano aficionado a la bibliografía sadomasoquista.
Pese a que el desenlace quizá no esté a la altura del formidable conjunto, Park Chan-wook ha firmado con La doncella una de las películas imprescindibles de este 2016. Magnífica.
Nota: 7,5/10
Obra mayor de Park Chan-wook, creo que su mejor película hasta la fecha. Para mí es el Tarantino orientral, salvando las distancias, y tiene sus mismos defectos, un desenlace que no está a la altura del resto, demasiado friki (igual que le pasa al realizador estadounidense). La primera parte es de 10, y esteticamente una maravilla, igual que la música. A destacar el equilibrio entre géneros que funciona a la perfección. Coincido en la nota, he disfrutado.
Saludos Ricardo.
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Completamente de acuerdo con lo que dices, Jordi. Muy acertado tu comentario, en especial ese paralelismo entre Chan-wook y Tarantino.
¡Saludos!
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