«Hay dolores que matan: pero los hay más crueles, los que nos dejan la vida sin permitirnos jamás gozar de ella».
(Antoine Laurent Apollinaire Fée)
Lee Chandler (Casey Affleck), asocial conserje de mantenimiento de unos edificios de apartamentos de Boston, se ve obligado a regresar a su pequeña localidad natal, Manchester (Massachusetts), tras enterarse de la muerte de su hermano Joe (Kyle Chandler). Allí deberá hacerse cargo de Patrick (Lucas Hedges), su sobrino de dieciséis años, además de enfrentarse con su doloroso pasado.
Este triste, desgarrador a ratos, y nada complaciente drama familiar, supone el tercer largometraje del dramaturgo y cineasta estadounidense Kenneth Lonergan (Nueva York, 1962), quien, a partir de un magnífico guión propio (los personajes, diálogos y escenarios de esta película desprenden veracidad por los cuatro costados), expone un contenido estudio sobre el dolor, la culpa y la imposiblidad de redención.
Lonergan erige su relato desde la configuración de un gran personaje central brillantemente encarnado por Casey Affleck. Como puede apreciarse durante los primeros minutos del filme, Lee Chandler es un tipo solitario, asocial y poco comunicativo. Vive en un cuartucho casi subterráneo y trabaja como encargado de mantenimiento de un grupo de edificios de Boston a cambio de un sueldo mísero. Lo vemos apartar la nieve del portal, sacar la basura y limpiar la mierda de los inquilinos. Pese a su personalidad aparentemente aturdida, de vez en cuando algo parece eclosionar en su interior y lo conduce a comportamientos impulsivos (el rifirrafe con una de las inquilinas o la pelea en el bar). El fallecimiento de su hermano mayor, enfermo del corazón, lo obliga a regresar a su pueblo natal: la bonita localidad costera de Manchester by the Sea, ubicada en el condado de Essex. Diversos flashbacks a lo largo del metraje, irán aclarando progresivamente al espectador los motivos de la actitud de Lee, fundamentados en una dolorosa tragedia familiar pasada. La narración, pausada y diáfana, evita en todo momento los giros de trama efectistas y las estridencias melodramáticas, mostrándose siempre sobria y contenida.
Como digo, Manchester frente al mar es una obra austera en la forma a la que, no obstante, le complace detenerse en la desangelada belleza de su gélido entorno (casi toda la acción se desarrolla durante los meses de frío invierno del noreste estadounidense) cuando abandona las escenas de interiores.
Pese al drama sin salvavidas que retrata, Lonergan no elude en ocasiones el sentido del humor, especialmente dentro de la entrañable relación que termina estableciéndose entre tío y sobrino.
En el apartado musical, destaca la utilización de piezas clásicas de compositores como Händel o Albinoni (el Adagio en sol menor del italiano coincide con la secuencia más devastadora de la película).
Muy bien escrita, filmada e interpretada, Manchester by the Sea constituye un gran ejemplo del mejor cine independiente norteamericano.
Nota: 7,5/10
Una de las películas mas bonitas y profundas del ya pasado año 2016. Difícil de olvidar.
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Completamente de acuerdo.
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Justo cuando me alegraba de que en la calificación incluyeras valores intermedios,a esta me hubiese gustado que no la cobijara esa nueva política. En fin.Me parece bastante significativo el flashback en que Lee,esperando a ser «expíado»,se enfrenta a que no puede ser juzgado por las autoridades (si la secuencia del adagio es la génesis del dolor,la que rememoro forja su propio destino tanto individual como social). Hermosa además la metáfora del mar.
¡Saludos!
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Expiado*,se me escapó la tilde.
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No sabéis lo difícil que es valorar y exponer en público esa valoración. Ponga lo que ponga, me caen palos por todos lados.
¡Saludos!
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Enorme casey
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Merecido Óscar el suyo, si es que finalmente lo gana.
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Me ha parecido una historia que retrata de manera sutil y conmovedora la vida de una persona cuya vida ha quedado prácticamente destrozada después de un accidente irreparable. Donde casi no queda un resquicio para la esperanza en un futuro difícil de soportar con una carga tan pesada en la conciencia. Y sin embargo la película no es deprimente y tiene sus pequeñas dosis de humor que la hacen más llevadera. Una historia triste y sencilla.
Un saludo.
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Si existiera, ésta película se llevaría el OFD (Óscar al Film más Deprimente). Salí de la sala en estado de shock: ¿debía estar contento por tener una vida mejor a la del pobre Lee Chandler? Si decidía eso, ¿no era yo una mala persona y no atraería por ello la desgracia sobre mi persona? Un 7,5 me parece una nota justa, Ricardo.
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Si coincidimos en la nota es porque te ha gustado, pese a ser deprimente (que lo es).
¡Saludos!
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No es mala, pero sí bastante plana, formalmente discreta, reiterativa, con exceso de metraje, y que con un guión bastante melodramático no tiene más remedio que ser muy comedido con las emociones, tanto que resulta distante y fría. Por cierto, la utilización del famoso Adagio es para mí un error más que un acierto, pero para gustos las películas. Sinceramente pensaba que te la ibas a «cargar» pero no he acertado. A mi me transmite un tufo a telefilme de más enjundia. Un abrazo y, como siempre, un placer leerte.
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Gracias por comentar, altaica. A mí la película me convenció, pero tendría que volver a verla de nuevo.
Un abrazo.
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